miércoles, 26 de julio de 2017

El sueño del Vegetante

Extracto de una conversación entre dos viejos amigos que hablan de todo y de todos a traves de sí mismos. Para resguardo de sus verdaderas identidades, solo se identifican con letras, H y X, que solas no dicen nada, ni suenan siquiera, pero demasiado incomodas para sus primas vocales. En fin...solo les puedo decir que H es redactor/traductor (de criptogramas mentales) y X funcionario publico (burócrata de escasísima categoria)

H - Epale pana que hay?

X - Pues aquí, vegetando como el mejor

H - Y qué tiene de malo vegetar, pues? ¿O es que acaso hay que vivir a lo James Bond, de aventura en aventura? Además, aquí todo es una aventura. Aquí nada está garantizado. De la aventura de llegar a casa vivos pasamos a la aventura de hacer magia en la cocina. claro, después de haber hecho magia en el mercado o abasto al estirar hasta lo indecible los escasos churupos honradamente ganados. Por lo tanto, estimado amigo X, no vaciles y lleva bien en alto tu cabeza de vegecrático y defiende tu derecho a vegetar como la mejor berenjena o zanahoria de la huerta...

X - En realidad nada malo hay en eso. Sin embargo,cualquier vegetal puede soñar con salir algún día de un brinco de la ensaladera (justo antes de sufrir el horror de ser descuartizado por un cuchillo filoso para ser masticado, devorado, vuelto un bolo y luego como desecho orgánico, ser reabsorbido por otros vegetales y,...hasta aquí llega su contribución a la historia de los vegetales) y convertirse en: modelo para un frutero plástico (o de madera para el caso de los artesanos de Tintorero) o de una pieza pictórica en una naturaleza muerta al mejor estilo de Cezane; o venerado bien sea en una gran mezcla en un loco espaturramiento colectivo en un festival como la tomatina en España; o tallada en forma de tenebrosa mascara en Halloween; o protagonista de una película como La Batalla de los Vegetales o de un súper vegetal tamaño XXL en El Dormilón de Woody Allen; o en motivo para una canción como El ritual de la Banana de Los Pericos; o contribuir a la heráldica decorando cuanta cornucopia exista en los escudos del mundo, etc., etc., etc.
Vegetar amigo H, así sea con mucha dignidad, en El Huerto de Los Olivos o en los Jardines de La Alhambra por ejemplo; o con harta conmiseración como parte de un ruinoso paisajismo de cualquier peaje de carretera desolada en este país o en una avenida de esta ciudad indolente, llenas de tiñosas vestimentas; o de profundos y fríos destierros como una palma roja o un cactus sembrado en un porron monolitico adornando un lobby de la sede administrativa de algún ministerio o banco,...es solo eso: vegetar, una mera existencia. Ahora, soñar: ese si es un verdadero derecho!.

Soñar, por puro placer, con absoluta libertad de hacerlo sin límites dentro de mi mera existencia como vegetante.

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