domingo, 15 de julio de 2012

El infortunio de los pasteleros. Divagando en un cuento

Hace mucho pero mucho tiempo,  vinieron a estas tierras unos tipos provenientes del otro lado del mundo. Dedicados al delicado arte de la repostería, tenían como propósito hacer un gran pastel, querían hacer el mejor pastel del mundo. De acuerdo a sus conocimientos sobre cocina para la época, que no eran gran cosa, juntaron ingredientes en proporciones calculadas a la medida del ojo tuerto de uno de ellos, y lo introdujeron en un horno que habían improvisado con el barro y las cristalinas aguas que encontraron en el lugar. Al cabo de unas largas horas, casi a punto que se les quemara, sacaron una torta deforme y sin consistencia. Se preguntaron: "sería la levadura? o la harina? o los huevos?".  Decidieron hacer una nueva mezcla agregando mayores cantidades de cada ingrediente, endulzándola ahora con papelón y cacao, pero nuevamente el resultado no fue el esperado. Continuaron intentándolo, aventurándose cada vez con nuevas y extrañas combinaciones: trituraron la piedra y carbón, le rayaron yuca dulce y amarga, desgranaron el maiz de las mazorcas, le pusieron bastante petróleo, fundieron oro y otros metales,  molieron gente negra, india y europea, le vaciaron todo el saco de ideas, motivos, ilusiones y esperanzas pero nada consiguió el efecto deseado, solo lograron hacer un gran bojote. Cansados y frustrados, decidieron adornarlo a ver si al menos mejoraba su apariencia. Con mucha torpeza gastaron sus últimos recursos en faralaos de  crema de democracia batida y guindas de dictaduras, hasta que dijeron "se ve bueno". Complacidos con su obra le colocaron una vela y festejaron, pero ninguno quiso probarlo por temor a una gran indigestión. El pastel quedo servido en la mesa sin que pudiera ser probado ya que los pasteleros volvieron a su lejano país de origen y nunca mas regresaron. Solo se les ocurrió llamarlo "América Latina" para que el recuerdo de su osadía se mantuviera en sus mentes,...  y en la historia.