lunes, 10 de septiembre de 2012

Aporte al entendimiento sobre el antropólogo sin oficio. Retornando a la primera divagancia



¿es posible aún realizar esta labor en un tiempo de procesos de uniformización a escala planetaria?

Siempre sentí que mi intención en este experimento como escritor de algunas ideas algo irreverentes, es decir al por qué me refiero al antropólogo de esa manera, había quedado poco aclarado en mi primer artículo (ver BREVISIMA DIVAGANCIA SOBRE EL TITULO). Es por esto que nuevamente asumo el reto de acercarlos al tema en cuestión, valiéndome en esta ocasión de un atajo menos espinoso y que me permita sacarlos mas rápido de semejante enredo. La musa inspiradora la conseguí en uno de esos artículos que publican anonimamente en facebook y que solo esperan que coloques ME GUSTA para complacer, o mejor dicho, para no herir el vano ego de quien lo hace público a una comunidad. Contenía una frase que decía: "Qué responde la gente cuando les digo que estudio antropología?", sugiriendo algunas respuestas como: "Qué es eso?", "De qué vas a trabajar / vivir?", "Que bueno, porque necesito una terapia", "Eso estudia a los animales?"; "HMMM Que interesante".

Cuando dicen:"HMMM QUE INTERESANTE..", es quizas la respuesta que mas me ha desagradado oir, como si entendieran finalmente quién eres y cobra sentido lo extraño que le pareces. Mas allá de sentirme ofendido por aquella respuesta, lo que percibo es que toda esa ignorancia sobre temas sin importancia para algunos, no es mas que el exceso de haber consumido información chatarra muy bien dirigida por una megaindustria del mercadeo desde hace mucho tiempo, lo que ha significado que un grueso de la población mayormente urbana haya transformado sus PATRONES DE CONSUMO en simples HABITOS DE VIDA y por tanto sus esquemas de VALORACION. Sencillamente somos (tambien me incluyo ahora como simple consumidor) unos devoradores de todo cuanto produce esa gran industria sin mayores complicaciones, y eso es lo que creemos como el DEBER SER. Ahora bien, todo lo que no es consumible (la figura del antropólogo por ejemplo), monetarizable, ni siquiera desechable para luego ser reemplazado, no encaja en el sistema de medición establecido, no es cuantificable ni cualificable, es simplemente BASURA y hasta SATANIZABLE, dentro del nuevo entendimiento político y religioso de la actual sociedad de consumo. 
En pocas palabras, para buena parte de la sociedad moderna contemporánea, el antropólogo (al igual que muchos otros ...ologos)se encuentra al borde de una extinción irremediable, sin audiencias, sin lectores, sin espacios, sin oficio. Quizas seamos rescatables, YO LO ESTOY DUDANDO

PD: Recomiendo la lectura de:
"Ciudadanos y Consumidores" de García Canclini
"El Oficio del Antropólogo" de Marc Augé
"La Civilización del Espectáculo" de Mario Vargas LLosa

domingo, 15 de julio de 2012

El infortunio de los pasteleros. Divagando en un cuento

Hace mucho pero mucho tiempo,  vinieron a estas tierras unos tipos provenientes del otro lado del mundo. Dedicados al delicado arte de la repostería, tenían como propósito hacer un gran pastel, querían hacer el mejor pastel del mundo. De acuerdo a sus conocimientos sobre cocina para la época, que no eran gran cosa, juntaron ingredientes en proporciones calculadas a la medida del ojo tuerto de uno de ellos, y lo introdujeron en un horno que habían improvisado con el barro y las cristalinas aguas que encontraron en el lugar. Al cabo de unas largas horas, casi a punto que se les quemara, sacaron una torta deforme y sin consistencia. Se preguntaron: "sería la levadura? o la harina? o los huevos?".  Decidieron hacer una nueva mezcla agregando mayores cantidades de cada ingrediente, endulzándola ahora con papelón y cacao, pero nuevamente el resultado no fue el esperado. Continuaron intentándolo, aventurándose cada vez con nuevas y extrañas combinaciones: trituraron la piedra y carbón, le rayaron yuca dulce y amarga, desgranaron el maiz de las mazorcas, le pusieron bastante petróleo, fundieron oro y otros metales,  molieron gente negra, india y europea, le vaciaron todo el saco de ideas, motivos, ilusiones y esperanzas pero nada consiguió el efecto deseado, solo lograron hacer un gran bojote. Cansados y frustrados, decidieron adornarlo a ver si al menos mejoraba su apariencia. Con mucha torpeza gastaron sus últimos recursos en faralaos de  crema de democracia batida y guindas de dictaduras, hasta que dijeron "se ve bueno". Complacidos con su obra le colocaron una vela y festejaron, pero ninguno quiso probarlo por temor a una gran indigestión. El pastel quedo servido en la mesa sin que pudiera ser probado ya que los pasteleros volvieron a su lejano país de origen y nunca mas regresaron. Solo se les ocurrió llamarlo "América Latina" para que el recuerdo de su osadía se mantuviera en sus mentes,...  y en la historia.