viernes, 27 de septiembre de 2013

Divagando antes de volar



♫♫ I have waiting for you
everything is done

Me gusta el aeropuerto
me gusta beber en el aeropuerto
me gusta beber sin control en el aeropuerto

Me gusta ver gente en el aeropuerto
me gusta ver gente sin control en el aeropuerto

Only ask them what is the promess

Aquí no hay fronteras
ni siquiera territorios
aquí no existe la noche (solo cierran un rato y abren mas tarde)
el cielo es un infinito y a la vez límite para todos
nadie baila solo se camina en una danza sin ritmo
el diálogo solo existe
para aparentar la voz humana
la verdad es tan falsa
y la falsedad es la pura verdad
Todos son la gran Fraternidad del Sol!

I ll be there tonight, my love

Me gusta todo esto
justo antes que se caiga el avión
y cuando esto suceda estaré borracho y sonriendo
y ellos sobrios y asustados,
llorando
deseando estar tan borrachos y sonrientes como yo
pensando en querer y no lo hicieron
pensando en pensar y tampoco lo hicieron
pensando en dejar y nada dejaron

said good bye, I ll be come next summer

yo tampoco quise, pensé ni dejé
pero estoy borracho y sonriente y nada de eso me importa ya
aunque en el último segundo
pedí perdón por ser tan estúpido

Then call my heroes, did you know where is the exit door ?

y quise llorar
y tuve miedo...

Ya no importa
todo se puso turbio Yellow
ya encontré un nuevo refugio
ya no pego los ojos ni me toca masticar
ya no siento tristeza
ya no llegan las mentiras
o mejor dicho, mas nunca se irán....

and i wonder when Elvys said: I ve got to go!
Baby oh oh
Uhh Uhh Uhh Uuuuuhh♫♫

...me ahogué creo que por borracho y sonriente!

Noc,Noc
ATENCION, PASAJEROS DEL VUELO 332 DE VENEZOLANA, ABORDAR POR LA PUERTA NRO. 6!!

martes, 24 de septiembre de 2013

Divagaciones Malignas


Esto me ocurrió hace unos días, domingo en la mañana para ser mas preciso, durante uno de los veranos más calurosos que ha habido por estas tierras. Sobre el asfalto flotaba aquel espejismo que se asemeja al agua, indicativo de la altísima temperatura. Nadie sale por temor a que se le seque la carne en cuestión de minutos y morir miserablemente. Nadie, excepto aquel solitario transeúnte que caminaba sin sentirse afectado por la temperatura. Iba vestido de pantalón jeans y camisa de algodón de un azul descolorido, una gorra roja desteñida y zapatos negros de suela bastante desgastados, nada que llamara la atención al primer vistazo. Sobre su hombro derecho, llevaba una especie de mochila de espalda, seguramente con algunas pocas pertenencias. Su mirada estaba sumergida sobre el trayecto que hacia, distraído de todo lo que le rodeaba, pudiera decirse que no pensaba, solo caminaba impulsado por el simple balanceo de sus piernas.
Yo salía en ese momento de mi casa buscando escapar de la terrible desolación  en que se encontraba aquel pueblo, y así dirigirme sin rumbo lo más lejos posible del lugar. Bajé desesperado las escaleras con ganas de entrar a mi auto y encender el aire acondicionado a su máxima potencia. Mientras hurgaba en mis bolsillos para encontrar la llave, de pronto sentí que el calor se incrementaba haciendo que se neutralizaran mis propias fuerzas hasta casi su total extinción. Solté el llavero para liberar mis manos y así poder recostarme del carro antes de caerme. Solo pude voltear y darme cuenta de su presencia, acercándose cada vez más hacia mí de forma que ya no podía evitar su encuentro. De inmediato supe quien era,  sus ojos de fuego lo delataban…
EL DIABLO!
Mi cara palideció del susto mientras boqueaba sin aliento como un pez fuera del agua. Como pude me reincorporé torpemente de mi desmayo, apoyándome de espaldas contra la puerta del carro. Nuestras miradas se cruzaron y sin poder desconectarme por su efecto hipnótico y sedante, nos pusimos a conversar. Sin presentación, saludos, o preámbulos de algún tipo, como si nos hubiéramos visto anteriormente, lanzó su primera pregunta, la que me causó tan extraña incomodidad como sorpresa, haciendo que mis pensamientos saltaran demencialmente en mi cabeza y mis emociones corrieran locamente por mis nervios. Acepté el desafío de responderle, aun cuando sentía  que no lograría articular alguna palabra (como en un flashback, me imaginé al valiente  Florentino, personaje de cuentos del folklore venezolano, antes de batirse en duelo con el Cachuo vestido de liquiliqui, a punta de coplas):
- sabrás por qué no hubo misa hoy aquí en el pueblo?. Vengo de la iglesia y la encontré cerrada.
Perplejo por aquella singular pregunta, parecí delirar como si una fiebre me hirviera los tejidos, mientras le veía fijamente el rostro de piel cobriza,  tan dura como el cuero del ganado curado al sol, llena por cicatrices de expresión malvada. Alrededor de su silueta flotaba el mismo espejismo de agua, haciendo desfigurar cualquier contorno visible. Un impulso de mi pensamiento exclamó: Así que tu eres el Mismísimo Diablo!. Casi de inmediato sus ojos de serpiente parecieron responder brutalmente dentro de mi cerebro: “Si lo soy Y QUE?!”, con una fuerza tan violenta que no imaginaba que existiera algo de esa magnitud, enmudeciéndome en el acto hasta el alma. Solo logré responderle de forma automática.
- Hoy no hay misa aquí porque es la Celebración en El Valle. Todos se fueron para allá desde temprano.
- Ah caramba, con razón no veo a nadie. Yo venía temprano para asistir a la misa – respondió sorprendido rascándose la cabeza, lamentándose de su desatino.
Mi confusión era total, no encontré argumentos frente su absurdo comportamiento, pero me atreví a pensar sin importar la consecuencia de mi osadía: “mosca! Puede ser que este mintiendo y trata de engañarme. Será que busca a alguien para hacerle alguna maldad? O a varios? O a Todos?”. Al ver que no había respuesta violenta sobre mi pensamiento como había ocurrido antes, poco a poco sentí que retomaba parte de mi control y del Mismísimo también. Quise ir mas allá con mi pensamiento: “Tanta maldad que has hecho, cuantos han sufrido y por tu culpa!”  - una microscópica duda se interpuso – “mmm..., eso es lo que me han dicho siempre”.
Sentí un terrible odio y quise por un instante provocarle algún daño físico o moral que menguara su figura o su ánimo. Quise mentirle intencionalmente para que siguiera perdido. Lo vi inferior y yo superior, imaginé que era una piltrafa bajo aquella ruin estampa y yo un verdadero coloso, orgulloso y arrogante, blindado por una armadura indestructible. Quise escupirle toda clase de blasfemias con la misma violencia que sentí cuando interceptó mi primer pensamiento, sobre su destino como errante eterno de estos caminos estériles, polvorientos e infinitos. Quise devorarlo en un grotesco acto de carnicería pura. Ya no me importaba el calor, sentí hasta deseos que la temperatura se elevara aun más.
Sin esperarlo me había apoderado de toda su maldad, algo que sin darme cuenta siempre había codiciado, solo faltaba algún acto reflejo para que todo se trasladara desde mi cabeza a mis extremidades y reaccionara contra el. Pero nada sucedió. No supe si sabía lo que me estaba ocurriendo pues no mostraba ni el más leve signo de conocimiento, aunque eso ya no me importaba. Sintiéndome dueño de la escena, una vez más quise humillarlo ofreciéndole una paga miserable por un trabajo que deseaba hacer en el jardín de mi casa:
- Cuánto me cobras por cortarme el monte ese y dejarlo bien bonito? – pregunté con cierto desden por sus malignas habilidades.
- Lo que usted quiera patrón, pero eso si, hoy no será. No cargo mis herramientas de trabajo conmigo. Tal vez mañana será que venga. Usted me da lo que considere justo. – respondió de forma afable y cortés, y en su rostro marcado por tanto mal, solo podía apreciarse una fugaz sonrisa. Acto seguido, hizo una profunda y lenta reverencia, elevando su gorra desde la cabeza, se irguió, giró sobre sus talones y sin palabras que lo despidieran siguió por el largo camino en su misma dirección, aunque despreocupado por su destino.
Me hizo gracia su accionar, y lo seguí con la mirada por un buen rato pero sin esperar perderlo de vista. Cuando el calor cedió unos cuantos grados, lentamente empecé a recuperar la tonicidad en mis músculos y el juicio de mis sesos. Pude respirar el aire cada vez menos viciado, mi visión recobró su nitidez y volví a percibir de nuevo al tiempo liberado en sus amarras sobre aquel suelo profanado…

A varios kilómetros del lugar, sobre el asfalto a más de 140 kms/hora en mi Volskwagen Gol 2007, ahora con el aire climatizado de la cabina a unos refrescantes 24 grados y una estúpida canción ochentosa en la radio a la que no prestaba la mas mínima atención (un tal Steve B “..because i love youuuu!..”), me atormentaban preguntas sin poder conseguir una reflexión convincente sobre lo sucedido. Angustiado de no poder salir de aquel laberinto lleno de bifurcaciones mentales, inquieto por el no-lugar de donde procedía, me detuve cuando pude en el camino y concluí serenamente:

A las cenizas y al polvo volveremos tarde o temprano,
Mientras tanto Su trabajo parece estar bien hecho en nosotros,
Para nuestro goce o destrucción
Solo hay que saber usarlo
Pronto!