viernes, 27 de mayo de 2011

El acorazado portugués

Hace unos días (no se cual de tantos en mi infinita condena en la oficina donde trabajo), conversaba con un amigo sobre uno de esos correos que navegan sin rumbo por las redes informáticas, sin origen y sin fin y que van dejando su estela de tragedia, similar a la medusa conocida como el acorazado portugués, el cual navega a la deriva dejando bajo su azulada bolsa flotante sus largos tentáculos de  veneno paralizante, afectando a cualquiera que se le acerque demasiado, atraídos por su extraña belleza. Aunque la intención de este maravilloso organismo vivo es la de alimentarse de pececitos, su equivalente informático no pareciera tener esa urgente necesidad, algo que no podemos decir de su maléfico creador, a quien imagino luchando constantemente contra sus horribles temores poniéndolo al límite de su cordura y que encuentra alivio imaginando legiones de neuróticos acelerando la destrucción de todo por orden suya como si fuera el resultado de una visión paradójica del fin del mundo. Personalmente considero que tiene consecuencias mas devastadoras que los virus informáticos,  ya que no existe un antídoto eficaz para contrarrestar su efecto intoxicante y por más leve que parezca el daño, puede dejar lesiones difíciles de curar.
El asunto que trataba el correo en cuestión (digo, el que me mandó el amigo con quien hablaba) era sobre el sobrepoblamiento de la especie humana y las devastadoras consecuencias que ha tenido sobre los recursos naturales vitales como lo son el agua, el aire y la tierra (todo lo demás que se moviera sería también devorado  tarde o temprano por nuestra hambre) y como sin remedio marcaríamos el infernal destino de la desaparición de todo lo conocido por el hombre, incluyéndose a el mismo engullido por el mismo. Luego de un breve comentario de su parte sobre el incendiario escrito, que deduzco debía resumir toda su angustia (“viste, que bolas!”) amplificado por su mirada de espanto, fui cordialmente invitado a participar en un nutrido intercambio de ideas (“que dices tu? Ah? esto es una locura, esta vaina se la llevo el diablo, aja, di algo, coño parame bolas!”). Mientras procesaba rápidamente toda la información que recibía en mi cerebro, pude emitir una breve pero concisa respuesta: “ahhh, si claro que bolas”), suficiente para satisfacer las ansias de mi interlocutor. Rápidamente, se sirvió mas café y se dió cuenta que habían transcurrido demasiados segundos hablando del tema y se retiró a su puesto de trabajo, dejándome con la duda de si realmente sirvió de algo mi comentario o debía completarlo de otra manera. Decidí agregar algo mas y encontré un articulo muy interesante en “The Independent Institute” (www.elindependet.org) publicado en el 2010, con una propuesta que permitiría abrir aun mas la discusión, titulado: “No existen pruebas de que el hombre produzca el recalentamiento global”. El autor cuestiona con mucha sensatez, a través del análisis de información estadística sobre estudios medio-ambientales, las posturas que apuntan al hombre como el gran causante de la crisis y como la información ha sido manipulada en muchos casos. Le envié el correo y al rato me respondió: “Caramba. Y si le creemos a ese científico y está equivocado?”. Nuevamente me lancé a la carga con toda una batería de ideas, tenia que responder con más contundencia. Lo que va a continuación fue mi respuesta a aquella pregunta:

No creo que solo se trate de creerle a uno o a otro conforme cambien las opiniones, porque mas allá de hacer algo, aquí queda en evidencia que hay intereses (defensores de un bando y de otro) de magnitudes superiores a la de nuestro bolsillo que se juegan la posibilidad de un respaldo y mejor colocación de sus operaciones financieras ante una opinión publica cada vez mas informada y alerta. Muchos de estos enmascaran sus discursos hábilmente tras fachadas de fatalismo, utilizando como herramienta el miedo ocasionado por el fin de los tiempos, haciendo al mundo retroceder a un oscurantismo similar a la edad media, plagado de confusiones y desesperanza, momento antes en que las criaturas del averno saldrán a desatar su gran furia de destrucción. No creo que nadie hoy en día justifique las atrocidades contra el medio ambiente y todo lo que en ella habita o existe, o al menos la gran mayoría coincide (me incluyo) sobre las terribles consecuencias de ciertas acciones inducidas por el hombre, pero tampoco podemos dotar de inmunidad a todo aquel que incluye a manera de terribles advertencias en sus propios discursos mientras desvían casi de inmediato la mirada sobre sus acciones bastante cuestionables. No creo que estemos, ni siquiera de forma lejana, tanto que se me pueden acabar mis días de ser conciente y no ver ni el primer día del final de nada de esto!. Es mas, mi recomendación es que no debería interesarnos tanto como nos sugieren que estemos, a nivel de un delirio esquizoide y paranoias persecutorias donde cualquiera pudiera apuntarnos con su dedo incriminador de policías medio ambientales, funcionarios de un sistema pre-apocaliptico de gobernantes fantasmales y demoniacos: POR TU CULPA, TU GRAN CULPA! LA CAGASTE Y POR ESTO TE IRAS AL INFIERNO. La impresión que se puede tener es que, hagas lo que hagas estarás friéndote tarde o temprano en una de las tantas pailas, y que da igual hacer o dejar de hacer: HAY QUE CARGARLA Y PUNTO, y lo voy a hacer antes que otro lo haga y yo me haya quedado con las ganas de hacerlo ..Y%%··%&**¿¿¨..

Lo que quiero decir con esta absurda divagancia (disculpen la divagancia absurda), es que somos tan concientes de la fatalidad o al menos es lo que no han hecho creer como sentido común de una visión unilateral de causa-efecto, que en esta forma no lograremos un cambio de actitud y una solución efectiva que atienda los problemas puntuales en beneficio de todos, que lejos de distanciarnos de tales fatalidades, nos deja a merced de otros que hábilmente abonaron el terreno donde colocaron sus grandes fauces, y esperan que caigamos desinflados de vida en el fondo del mar de los destierros y asi poder devorarnos sin ofrecer nada de resistencia.
A todos ellos les digo:
ME SABE A MIERDA!
YO NO TENGO QUE VER CON EL FIN DEL MUNDO NI CON QUE SE COMAN LOS UNOS A OTROS

PD: Yo....no se que hacer, creo que por ahora, pondré la basura en su sitio, compraré solo lo necesario, voy a hacer uso racional de mis recursos, no haré daño a nadie, y reciclaré lo que pueda.


Algo cambió en la opinión del compañero:”no es para tanto, no te preocupes, en todo caso aquí no es la cosa y no somos nosotros tampoco los responsables”.



La medusa picó dejando en shock a su víctima
su piel palideció,
sus ojos empezaron a hundirse
el corazón se quiso parar
empezaba a soñar que moría.....

martes, 24 de mayo de 2011

Brevísima divagancia sobre el título

Luego de mi osadía en proponerme un titulo tan rimbombante y sugerente a unas cuantas interpretaciones por parte de algunos amigos quienes celebraron mi proyecto, no me podía quedar tranquilo sin explicar razón alguna sobre el peculiar título, ni mucho menos sobre el propósito (si es que lo hay, tal vez lo sepa al terminar) de este modesto trabajo. Es como el que te incita que veas la entrada de un edificio  con una gran puerta enclavada en una fachada complicada y lo único que hace es darte un empujón y estrellarte contra ella! (disculpen el arrebato, retrocede hasta la entrada del edificio por favor) y te dice: “creo que hasta aquí te acompaño, no se si me interesa mostrarte que hay mas allá”. Lo mas seguro que tu reacción inmediata es dar media vuelta convencido de que tampoco te interesa o que nada bueno conseguirás si llegas a entrar. Pues bien, la verdad es que no tengo muy claro el asunto de por qué debas entrar, tampoco se si te estoy invitando a que lo hagas.... (Pffffff, de qué coño estoy hablando?, disculpen nuevamente mi desvarío). Pues bien, que importa, aquí voy....
Para empezar, soy antropólogo, título que me otorgó la academia al culminar mis estudios y cumplir con todas las exigencias. Sin embargo, a pesar de este a veces penoso, a veces gratificante transitar por la universidad, sentí que solo fue al final del túnel que literalmente vi la luz del entendimiento y supe de qué se trataba la vaina. Como una suerte de mecanismo revelador, SAKATA!, en un instante pude ver la MATRIX desde su interior (gracias a los hermanos Wachowski por su aporte) y empezar a dar nuevas lecturas al entramado instalado en el mundo en que he vivido hasta ahora (ME GUSTA ESTO, sin editores ni ninguna clase de jurados para poder hablar desmojonadamente). Hago esta nota desaclaratoria porque se que muchos hicieron la misma travesía de lecturas y discusiones en salones, bibliotecas y pasillos del campus y (lo lamento por ellos) pero terminaron mas ciegos y perdidos que cuando empezaron, buscando algún sustituto de paternidad que los adoptara ante su develada orfandad. Por otro lado, y agradezco la fortuna de haberlos conocido, están aquellos que por su poco temor a los interrogantes se atrevieron desde tempranos momentos de su plena conciencia o antes, a responder todo lo que podían incluso con otras preguntas, desarrollando una madurez propia del mas agudo intelecto. Con estos últimos he encontrado y espero seguir haciéndolo a través de comprometidos interloquios (no estoy muy seguro de qué es esto pero suena depinga!), el descubrimiento de las esencias bajo lo circunstancial, la necesidad del encuentro pleno, de creer en una verdadera existencia (suena del carajo esto ultimo verdad?).
Pues bien (continuo después de una pequeña pausa de varios días...por decir algo, no se cuanto tiempo paso en realidad, pero si es bastante), luego de aquel revelador y nunca agotado acto de conciencia, de ver a través de nuevos prismas, productores de reflexiones, refracciones y descomposiciones en el pensamiento, tal como sucede con la luz, asumiendo mi nueva investidura (aunque sea yo frente a un espejo, entre amigos o entre idiotas), me encontré ante una situación un tanto incomoda, como lo es: ajá, y ahora que hago?. Qué digo? Para empezar, no basta de un acto reflexivo frente al mundo manifestado en improvisados, inoportunos, dramáticos, incómodos, trasnochadores y hasta demenciales soliloquios, debo decir ALGO! a otros, y no me refiero a lo dicho entre los amigos o los idiotas con quien en algún momento he compartido un instante de vida, sino dirigido a algunos menos amigos o menos idiotas, de carácter mas duradero y menos circunstancial, algo que suene a verdad o al menos algo sustentable con cosas de apariencia verdadera. No es mi interés hablar aquí sobre la verdad filosófica, solo referirme a aquellas afirmaciones que hacemos sobre la realidad de los hechos humanos (en que pastel de ñoña me estoy metiendo!). Es decir, debo decir alguna verdad antropológica!, ese es el meollo del asunto (siempre me pregunté que significaba meollo, suena como mear en el hoyo, es decir apuntar bien, creo..). Los antropólogos decimos verdades, Conditio sine qua non, eso es lo que nos han hecho creer todo el tiempo, desde que aparecieron los primeros de la carrera, después los que venían detrás de ellos, los otros y los otros, los charlatanes y los aventureros, los que buscaban no solo su satisfacción personal sino algún protagonismo entre los selectos de la academia, que sirviera de caja de resonancia para su posterior reconocimiento por audiencias mas expandidas y finalmente su inmortalidad en las escrituras. Nadie o muy pocos desde su cómodo lugar de la sociedad se atrevieron a cuestionarlos, solo otros osados de pensamiento o deseos de codicia y fama, quienes sometieron sus temores ante el realmente desconocido mundo no occidentalizado. Era la primera figuración del arquetipo quien después de alguna gran epopeya regresa con una gran trofeo (mas allá de todo lo que se robó, saqueó, se ganó, canjeó, estafó, engañó, le regalaron, se comió, etc.) una verdad, difícil de contrariar por lo peculiar de su elaboración y que satisfacía las ansias de ver mas allá de umbrales que significaban hasta ese entonces, territorio indomable.  Era la verdad construida por aquel que se enfrentó al  otro desconocido y lo describió como una mutación inofensiva, no por su capacidad de contagio de males incurables, sino de aquellos necesitados de la bondad del mundo occidental, generoso, dispuesto a darle cobijo!.  Casi de inmediato, de la mano de las Grandes Verdades que trajo consigo la Modernidad (el Marxismo por ejemplo), la seducción por el personaje así como sus verdades condimentadas de gran esfuerzo intelectual fue creciendo, y nuevos integrantes fueron engrosando el directorio, dispuestos a vocear sus repotenciadas verdades y esperar una merecida recompensa. Tiempo después, la puesta en entredicho venida de posturas criticas de la misma Modernidad, alimentó las dudas sobre el resultado intelectual de los antropólogos, que veían desmoronarse de manera inevitable sus sendos refugios de ideas, que las hacían portables tanto en tiempo y espacio casi sin ningún atasco. Los grandes escenarios ya vacíos de leales audiencias, se transformaron en lugares de menor escala, con discursos mejor adaptados a intereses y recursos mas específicos, donde  en apariencia el antropólogo podía encontrar eco. Casi en simultáneo, otros caballeros de la verdad, u otros charlatanes pescadores de fortuna, recorrieron caminos muy similares entre las mismas audiencias y terminaron compartiendo la misma tarima, para decir también sus verdades (o falsedades disfrazadas de verdades), unos con mas éxito que otros, incluyendo los antropólogos, cada vez mas desamparados, mas extraño entre extraños, mas conjetural, mas suposición, mas imaginación, con tal de poder sobrevivir a mundos mas estériles de pensamiento, adictos a simplezas que solo soporta una atrofia generalizada. Y tal vez el factor mas crucial en esta brutal aniquilación del personaje, es la grosera avalancha de información, producto mas que por la tecnología, por el perverso deseo de controlar masas usando el poder de seducción de saberse informado de lo que sucede en la realidad, desmantelándola de cualquier otro significado, colocando a medio mundo sobre una letal arena movediza donde la única garantía para mantenerse a flote (informado) es devorar cantidades infinitas de ese material absolutamente desechable....
Hemos quedado con las manos en los bolsillos y los hombros en alto y con una expresión facial de desconsuelo, diciendo, Aja, y ahora que digo? Sobre quien hablo? Diga lo que diga, no pasará un segundo mas, cuando desde una audiencia que siempre creí que me acompañaba (para quien me preparé, en quienes pensé como con ganas de escucharme) te cuestionen, te falseen, te pateen, te contraríen por contrariar, te digan AAAAAAhhhhhh ok, se mofen, te ignoren, haciéndote sentir que no es mucho lo que tienes que decir, tal vez no para ellos, tal vez para otros, quizás a esos otros de quienes hablas (por qué no vuelves a ellos?), ..Luego del esperado arrebato de objetos, discursos y verdades, virtualmente hemos quedado sin oficio! SIN OFICIO! solo con palabras que muchas veces ya no sabemos donde van. Solidariamente nos alentamos unos a otros, diciéndonos que de manera similar se comporta cualquier área de conocimiento, soportando conjeturas que pueden cambiar de sentido radicalmente, que siempre habrá alguien que se muestre interesado, etc. y cosas por el estilo, solo para no sentirnos destronados, desplazados, continuamente equivocados, desfasados, descuartizados, anulados, etc.
Pues bien, yo les digo que esta, como todas las historias (cuando digo todas son TOOOODASS!) no tienen final, a menos que lo decretes, y sin embargo no te podrás quitar de la mente la idea de cómo continuaría si existiese otro capitulo, y otro y otro y se transforme en otra historia..Esta puede ser una de ellas, donde tal vez hace falta terminar un capítulo nada mas e imaginarse el siguiente. Aún nos quedan las palabras que junto con las ideas nuevas o relanzadas o la mezcla de ambas, surja algo todavía mas explosivo, las conjeturas den giros de 180 grados, los políticos digan la verdad, y Jesucristo por fin venga,....
Por ahora, me voy a tomar un descanso y escribir aqui sobre cualquier cosa menos comprometedora, algo sin importancia, y que solo me interese a mí, por ejemplo.....
Ya lo veremos!
Pd: te sugiero que no le des tanta vuelta al asunto solo disfrútalo o déjalo. Yo lo estoy disfrutando.