Hace unos días (no se cual de tantos en mi infinita condena en la oficina donde trabajo), conversaba con un amigo sobre uno de esos correos que navegan sin rumbo por las redes informáticas, sin origen y sin fin y que van dejando su estela de tragedia, similar a la medusa conocida como el acorazado portugués, el cual navega a la deriva dejando bajo su azulada bolsa flotante sus largos tentáculos de veneno paralizante, afectando a cualquiera que se le acerque demasiado, atraídos por su extraña belleza. Aunque la intención de este maravilloso organismo vivo es la de alimentarse de pececitos, su equivalente informático no pareciera tener esa urgente necesidad, algo que no podemos decir de su maléfico creador, a quien imagino luchando constantemente contra sus horribles temores poniéndolo al límite de su cordura y que encuentra alivio imaginando legiones de neuróticos acelerando la destrucción de todo por orden suya como si fuera el resultado de una visión paradójica del fin del mundo. Personalmente considero que tiene consecuencias mas devastadoras que los virus informáticos, ya que no existe un antídoto eficaz para contrarrestar su efecto intoxicante y por más leve que parezca el daño, puede dejar lesiones difíciles de curar.
El asunto que trataba el correo en cuestión (digo, el que me mandó el amigo con quien hablaba) era sobre el sobrepoblamiento de la especie humana y las devastadoras consecuencias que ha tenido sobre los recursos naturales vitales como lo son el agua, el aire y la tierra (todo lo demás que se moviera sería también devorado tarde o temprano por nuestra hambre) y como sin remedio marcaríamos el infernal destino de la desaparición de todo lo conocido por el hombre, incluyéndose a el mismo engullido por el mismo. Luego de un breve comentario de su parte sobre el incendiario escrito, que deduzco debía resumir toda su angustia (“viste, que bolas!”) amplificado por su mirada de espanto, fui cordialmente invitado a participar en un nutrido intercambio de ideas (“que dices tu? Ah? esto es una locura, esta vaina se la llevo el diablo, aja, di algo, coño parame bolas!”). Mientras procesaba rápidamente toda la información que recibía en mi cerebro, pude emitir una breve pero concisa respuesta: “ahhh, si claro que bolas”), suficiente para satisfacer las ansias de mi interlocutor. Rápidamente, se sirvió mas café y se dió cuenta que habían transcurrido demasiados segundos hablando del tema y se retiró a su puesto de trabajo, dejándome con la duda de si realmente sirvió de algo mi comentario o debía completarlo de otra manera. Decidí agregar algo mas y encontré un articulo muy interesante en “The Independent Institute” (www.elindependet.org) publicado en el 2010, con una propuesta que permitiría abrir aun mas la discusión, titulado: “No existen pruebas de que el hombre produzca el recalentamiento global”. El autor cuestiona con mucha sensatez, a través del análisis de información estadística sobre estudios medio-ambientales, las posturas que apuntan al hombre como el gran causante de la crisis y como la información ha sido manipulada en muchos casos. Le envié el correo y al rato me respondió: “Caramba. Y si le creemos a ese científico y está equivocado?”. Nuevamente me lancé a la carga con toda una batería de ideas, tenia que responder con más contundencia. Lo que va a continuación fue mi respuesta a aquella pregunta:
No creo que solo se trate de creerle a uno o a otro conforme cambien las opiniones, porque mas allá de hacer algo, aquí queda en evidencia que hay intereses (defensores de un bando y de otro) de magnitudes superiores a la de nuestro bolsillo que se juegan la posibilidad de un respaldo y mejor colocación de sus operaciones financieras ante una opinión publica cada vez mas informada y alerta. Muchos de estos enmascaran sus discursos hábilmente tras fachadas de fatalismo, utilizando como herramienta el miedo ocasionado por el fin de los tiempos, haciendo al mundo retroceder a un oscurantismo similar a la edad media, plagado de confusiones y desesperanza, momento antes en que las criaturas del averno saldrán a desatar su gran furia de destrucción. No creo que nadie hoy en día justifique las atrocidades contra el medio ambiente y todo lo que en ella habita o existe, o al menos la gran mayoría coincide (me incluyo) sobre las terribles consecuencias de ciertas acciones inducidas por el hombre, pero tampoco podemos dotar de inmunidad a todo aquel que incluye a manera de terribles advertencias en sus propios discursos mientras desvían casi de inmediato la mirada sobre sus acciones bastante cuestionables. No creo que estemos, ni siquiera de forma lejana, tanto que se me pueden acabar mis días de ser conciente y no ver ni el primer día del final de nada de esto!. Es mas, mi recomendación es que no debería interesarnos tanto como nos sugieren que estemos, a nivel de un delirio esquizoide y paranoias persecutorias donde cualquiera pudiera apuntarnos con su dedo incriminador de policías medio ambientales, funcionarios de un sistema pre-apocaliptico de gobernantes fantasmales y demoniacos: POR TU CULPA, TU GRAN CULPA! LA CAGASTE Y POR ESTO TE IRAS AL INFIERNO. La impresión que se puede tener es que, hagas lo que hagas estarás friéndote tarde o temprano en una de las tantas pailas, y que da igual hacer o dejar de hacer: HAY QUE CARGARLA Y PUNTO, y lo voy a hacer antes que otro lo haga y yo me haya quedado con las ganas de hacerlo ..Y%%··%&**¿¿¨..
Lo que quiero decir con esta absurda divagancia (disculpen la divagancia absurda), es que somos tan concientes de la fatalidad o al menos es lo que no han hecho creer como sentido común de una visión unilateral de causa-efecto, que en esta forma no lograremos un cambio de actitud y una solución efectiva que atienda los problemas puntuales en beneficio de todos, que lejos de distanciarnos de tales fatalidades, nos deja a merced de otros que hábilmente abonaron el terreno donde colocaron sus grandes fauces, y esperan que caigamos desinflados de vida en el fondo del mar de los destierros y asi poder devorarnos sin ofrecer nada de resistencia.
A todos ellos les digo:
ME SABE A MIERDA!
YO NO TENGO QUE VER CON EL FIN DEL MUNDO NI CON QUE SE COMAN LOS UNOS A OTROS
PD: Yo....no se que hacer, creo que por ahora, pondré la basura en su sitio, compraré solo lo necesario, voy a hacer uso racional de mis recursos, no haré daño a nadie, y reciclaré lo que pueda.
Algo cambió en la opinión del compañero:”no es para tanto, no te preocupes, en todo caso aquí no es la cosa y no somos nosotros tampoco los responsables”.
La medusa picó dejando en shock a su víctima
su piel palideció,
sus ojos empezaron a hundirse
el corazón se quiso parar
empezaba a soñar que moría.....