Luego de mi osadía en proponerme un titulo tan rimbombante y sugerente a unas cuantas interpretaciones por parte de algunos amigos quienes celebraron mi proyecto, no me podía quedar tranquilo sin explicar razón alguna sobre el peculiar título, ni mucho menos sobre el propósito (si es que lo hay, tal vez lo sepa al terminar) de este modesto trabajo. Es como el que te incita que veas la entrada de un edificio con una gran puerta enclavada en una fachada complicada y lo único que hace es darte un empujón y estrellarte contra ella! (disculpen el arrebato, retrocede hasta la entrada del edificio por favor) y te dice: “creo que hasta aquí te acompaño, no se si me interesa mostrarte que hay mas allá”. Lo mas seguro que tu reacción inmediata es dar media vuelta convencido de que tampoco te interesa o que nada bueno conseguirás si llegas a entrar. Pues bien, la verdad es que no tengo muy claro el asunto de por qué debas entrar, tampoco se si te estoy invitando a que lo hagas.... (Pffffff, de qué coño estoy hablando?, disculpen nuevamente mi desvarío). Pues bien, que importa, aquí voy....
Para empezar, soy antropólogo, título que me otorgó la academia al culminar mis estudios y cumplir con todas las exigencias. Sin embargo, a pesar de este a veces penoso, a veces gratificante transitar por la universidad, sentí que solo fue al final del túnel que literalmente vi la luz del entendimiento y supe de qué se trataba la vaina. Como una suerte de mecanismo revelador, SAKATA!, en un instante pude ver la MATRIX desde su interior (gracias a los hermanos Wachowski por su aporte) y empezar a dar nuevas lecturas al entramado instalado en el mundo en que he vivido hasta ahora (ME GUSTA ESTO, sin editores ni ninguna clase de jurados para poder hablar desmojonadamente). Hago esta nota desaclaratoria porque se que muchos hicieron la misma travesía de lecturas y discusiones en salones, bibliotecas y pasillos del campus y (lo lamento por ellos) pero terminaron mas ciegos y perdidos que cuando empezaron, buscando algún sustituto de paternidad que los adoptara ante su develada orfandad. Por otro lado, y agradezco la fortuna de haberlos conocido, están aquellos que por su poco temor a los interrogantes se atrevieron desde tempranos momentos de su plena conciencia o antes, a responder todo lo que podían incluso con otras preguntas, desarrollando una madurez propia del mas agudo intelecto. Con estos últimos he encontrado y espero seguir haciéndolo a través de comprometidos interloquios (no estoy muy seguro de qué es esto pero suena depinga!), el descubrimiento de las esencias bajo lo circunstancial, la necesidad del encuentro pleno, de creer en una verdadera existencia (suena del carajo esto ultimo verdad?).
Pues bien (continuo después de una pequeña pausa de varios días...por decir algo, no se cuanto tiempo paso en realidad, pero si es bastante), luego de aquel revelador y nunca agotado acto de conciencia, de ver a través de nuevos prismas, productores de reflexiones, refracciones y descomposiciones en el pensamiento, tal como sucede con la luz, asumiendo mi nueva investidura (aunque sea yo frente a un espejo, entre amigos o entre idiotas), me encontré ante una situación un tanto incomoda, como lo es: ajá, y ahora que hago?. Qué digo? Para empezar, no basta de un acto reflexivo frente al mundo manifestado en improvisados, inoportunos, dramáticos, incómodos, trasnochadores y hasta demenciales soliloquios, debo decir ALGO! a otros, y no me refiero a lo dicho entre los amigos o los idiotas con quien en algún momento he compartido un instante de vida, sino dirigido a algunos menos amigos o menos idiotas, de carácter mas duradero y menos circunstancial, algo que suene a verdad o al menos algo sustentable con cosas de apariencia verdadera. No es mi interés hablar aquí sobre la verdad filosófica, solo referirme a aquellas afirmaciones que hacemos sobre la realidad de los hechos humanos (en que pastel de ñoña me estoy metiendo!). Es decir, debo decir alguna verdad antropológica!, ese es el meollo del asunto (siempre me pregunté que significaba meollo, suena como mear en el hoyo, es decir apuntar bien, creo..). Los antropólogos decimos verdades, Conditio sine qua non, eso es lo que nos han hecho creer todo el tiempo, desde que aparecieron los primeros de la carrera, después los que venían detrás de ellos, los otros y los otros, los charlatanes y los aventureros, los que buscaban no solo su satisfacción personal sino algún protagonismo entre los selectos de la academia, que sirviera de caja de resonancia para su posterior reconocimiento por audiencias mas expandidas y finalmente su inmortalidad en las escrituras. Nadie o muy pocos desde su cómodo lugar de la sociedad se atrevieron a cuestionarlos, solo otros osados de pensamiento o deseos de codicia y fama, quienes sometieron sus temores ante el realmente desconocido mundo no occidentalizado. Era la primera figuración del arquetipo quien después de alguna gran epopeya regresa con una gran trofeo (mas allá de todo lo que se robó, saqueó, se ganó, canjeó, estafó, engañó, le regalaron, se comió, etc.) una verdad, difícil de contrariar por lo peculiar de su elaboración y que satisfacía las ansias de ver mas allá de umbrales que significaban hasta ese entonces, territorio indomable. Era la verdad construida por aquel que se enfrentó al otro desconocido y lo describió como una mutación inofensiva, no por su capacidad de contagio de males incurables, sino de aquellos necesitados de la bondad del mundo occidental, generoso, dispuesto a darle cobijo!. Casi de inmediato, de la mano de las Grandes Verdades que trajo consigo la Modernidad (el Marxismo por ejemplo), la seducción por el personaje así como sus verdades condimentadas de gran esfuerzo intelectual fue creciendo, y nuevos integrantes fueron engrosando el directorio, dispuestos a vocear sus repotenciadas verdades y esperar una merecida recompensa. Tiempo después, la puesta en entredicho venida de posturas criticas de la misma Modernidad, alimentó las dudas sobre el resultado intelectual de los antropólogos, que veían desmoronarse de manera inevitable sus sendos refugios de ideas, que las hacían portables tanto en tiempo y espacio casi sin ningún atasco. Los grandes escenarios ya vacíos de leales audiencias, se transformaron en lugares de menor escala, con discursos mejor adaptados a intereses y recursos mas específicos, donde en apariencia el antropólogo podía encontrar eco. Casi en simultáneo, otros caballeros de la verdad, u otros charlatanes pescadores de fortuna, recorrieron caminos muy similares entre las mismas audiencias y terminaron compartiendo la misma tarima, para decir también sus verdades (o falsedades disfrazadas de verdades), unos con mas éxito que otros, incluyendo los antropólogos, cada vez mas desamparados, mas extraño entre extraños, mas conjetural, mas suposición, mas imaginación, con tal de poder sobrevivir a mundos mas estériles de pensamiento, adictos a simplezas que solo soporta una atrofia generalizada. Y tal vez el factor mas crucial en esta brutal aniquilación del personaje, es la grosera avalancha de información, producto mas que por la tecnología, por el perverso deseo de controlar masas usando el poder de seducción de saberse informado de lo que sucede en la realidad, desmantelándola de cualquier otro significado, colocando a medio mundo sobre una letal arena movediza donde la única garantía para mantenerse a flote (informado) es devorar cantidades infinitas de ese material absolutamente desechable....
Hemos quedado con las manos en los bolsillos y los hombros en alto y con una expresión facial de desconsuelo, diciendo, Aja, y ahora que digo? Sobre quien hablo? Diga lo que diga, no pasará un segundo mas, cuando desde una audiencia que siempre creí que me acompañaba (para quien me preparé, en quienes pensé como con ganas de escucharme) te cuestionen, te falseen, te pateen, te contraríen por contrariar, te digan AAAAAAhhhhhh ok, se mofen, te ignoren, haciéndote sentir que no es mucho lo que tienes que decir, tal vez no para ellos, tal vez para otros, quizás a esos otros de quienes hablas (por qué no vuelves a ellos?), ..Luego del esperado arrebato de objetos, discursos y verdades, virtualmente hemos quedado sin oficio! SIN OFICIO! solo con palabras que muchas veces ya no sabemos donde van. Solidariamente nos alentamos unos a otros, diciéndonos que de manera similar se comporta cualquier área de conocimiento, soportando conjeturas que pueden cambiar de sentido radicalmente, que siempre habrá alguien que se muestre interesado, etc. y cosas por el estilo, solo para no sentirnos destronados, desplazados, continuamente equivocados, desfasados, descuartizados, anulados, etc.
Pues bien, yo les digo que esta, como todas las historias (cuando digo todas son TOOOODASS!) no tienen final, a menos que lo decretes, y sin embargo no te podrás quitar de la mente la idea de cómo continuaría si existiese otro capitulo, y otro y otro y se transforme en otra historia..Esta puede ser una de ellas, donde tal vez hace falta terminar un capítulo nada mas e imaginarse el siguiente. Aún nos quedan las palabras que junto con las ideas nuevas o relanzadas o la mezcla de ambas, surja algo todavía mas explosivo, las conjeturas den giros de 180 grados, los políticos digan la verdad, y Jesucristo por fin venga,....
Por ahora, me voy a tomar un descanso y escribir aqui sobre cualquier cosa menos comprometedora, algo sin importancia, y que solo me interese a mí, por ejemplo.....
Ya lo veremos!
Pd: te sugiero que no le des tanta vuelta al asunto solo disfrútalo o déjalo. Yo lo estoy disfrutando.
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